Actúan: Valeria Carregal, Pablo Ciampagna y Sebastián Saslavsky
Iluminación
: Lorena Díaz Quiroga
Fotos y gráfica:
lamordidafotos@yahoo.com.ar
Dirección
: Maximiliano de la Puente

Dos empleados y su jefe, Raúl, Julia y “El Señor”, conviven precariamente en el depósito semiabandonado de una empresa venida a menos, en la que el proceso de elaboración del papel tiene una importancia inusitada. Desconocemos cuáles son exactamente las tareas que realizan, por qué continúan en ese lugar, ni quién les paga. Sólo sabemos que parecen haber estado en ese viejo galpón semiderruido desde siempre, conviviendo con oxidadas máquinas obsoletas que ya nunca jamás funcionarán, desempeñando un trabajo a todas luces inútil. Nada está predefinido de antemano: todo es posible en esta atmósfera extrañada, onírico-pesadillezca, en frágil equilibrio. Dentro de un universo semejante, los recorridos que el espectador puede elaborar a partir del encuentro con el espectáculo, son absolutamente personales, intransferibles, únicos.



miércoles, 15 de septiembre de 2010

Todos quieren lágrimas: ensayo en Prósopon

Este es un ensayo, escrito por mí, publicado en Prósopon La Sección de Teatro y Artes Escénicas de la revista digital Analecta Literaria.
Abajo, transcribo un fragmento.

"En Todos quieren lágrimas, las líneas narrativas se van bifurcando permanentemente, uniéndose y desencontrándose, armando campos de fuerzas en disputa permanente, generando así un relato fragmentado, un discurso opaco que debe ser redescubierto y reelaborado a cada momento por el público, ya que aquel no se deja atrapar fácilmente. Quiénes son estos personajes. Qué deseos los atraviesan y los recorren. Qué recursos ponen en juego en la escena con el fin de alcanzar aquello que desean. El espectáculo no ofrece certezas ni entrega respuestas unívocas posibles. Más bien al contrario: promueve interrogantes, obliga al espectador a (re)construir la trama de un mundo que se le presenta quebrado desde el vamos, en la medida en que entendemos al teatro como una instancia que no surge sólo desde la escena, ni tiene lugar exclusivamente en el interior de la misma, sino que se genera en la interacción que se produce entre la escena y los espectadores. Lo que buscamos es movilizar la fantasía, la capacidad de imaginación, de conmoción y de empatía de los espectadores: nuestra propuesta apunta a implicar al público dentro de procesos, haciéndolos participar activa y críticamente en la (re)elaboración de los múltiples sentidos posibles de la obra. Un tipo de teatro que interpela íntimamente al espectador, que compromete entera y activamente su subjetividad".

Entrevista en CICRIT

Les dejo un párrafo de la entrevista publicada en el sitio del CIRCULO INTERNACIONAL ITINERANTE DE CRÍTICA TEATRAL.

"¿Qué niveles de concreción adquiere tu obra cuando es publicada en forma de libro y cuando es llevada a escena?
Son dos instancias completamente distintas, aunque complementarias. Cuando son publicadas en forma de libro, como ha ocurrido recientemente a partir de mi libro Caen pájaros literalmente del cielo, que reúne nueve de mis obras teatrales, a lo que uno aspira es a que las obras incluidas en ese volumen se sustenten por sí mismas como tales, a partir de las operaciones de lectura que puedan efectuar quienes acceden al libro. Me refiero a que en el momento de la lectura de esas obras, ellas se consumen como literatura dramática, y no como experiencia escénica. Entonces el acento al corregir las obras para su publicación está puesto allí, en la situación literaria que van a atravesar quienes lean el libro. En ese caso me interesan que los materiales sean “buena literatura”, que se sustenten por sí mismos como textos teatrales, sin que el lector tenga la necesidad de tener que recurrir a la experiencia escénica de ese texto, sin que sienta su falta o carencia. La publicación del libro me ha obligado a repensar plenamente estas cuestiones, porque justamente en el volumen se encuentran las obras que he montado yo mismo como director, además de dos obras breves que han dirigido en Barcelona. Es decir, son textos que han atravesado la situación de la puesta en escena, que han tenido “carnalidad”, volumen, concreción escénica. Es el caso, por ejemplo, de Diagnóstico: rotulismo, una obra que dirigí, y en la que actué, que se estrenó en Ciudad Cultural Konex: el texto previo a los ensayos fue modificado paulatinamente durante el proceso con los actores y el libro traduce esas modificaciones escénicas, porque ahora me cuesta imaginarme el texto de la obra de la manera original, como era anteriormente a la puesta en escena del mismo. Es decir, son procesos creativos complementarios, de una gran riqueza, que se nutren y se retroalimentan el uno al otro. En el caso de una puesta en escena, además, el texto primario (aquel que dicen los actores) no es lo único que cuenta, que narra el universo de la obra, sino que éste entra en relación con la escenografía, el vestuario, la iluminación, el espacio escénico, el sonido y la poética de actuación. De manera que el texto es sólo un elemento más, importante, pero no definitivo, en el ámbito de un montaje".

Entrevista en clarín

Transcribo un fragmento de la entrevista que Adys González De la Rosa me hizo para Clarín.


"Con el secundario recién terminado, empezó a estudiar actuación, más tarde dramaturgia y finalmente dirección. Y aunque se licenció en Ciencias de la comunicación y ejerce como crítico de cine y realizador audiovisual, su órbita natural es el teatro. En él transita indistintamente por los roles de actor, autor y director. Se declara un apasionado de las artes visuales y el cine y considera que todas contribuyen a su crecimiento personal e intelectual. “Creo que todas las actividades artísticas guardan relación entre sí. En la dirección teatral se ponen en juego aspectos visuales, sonoros y literarios, por lo que un conocimiento mayor me enriquece como director”, dice.
Maximiliano de la Puente es uno de los jóvenes más lúcidos e inquietantes de los que conforman hoy el circuito alternativo. Sus textos (Yace al caer la tarde y Diagnóstico: rotulismo) han sido premiados por el Instituto Nacional del Teatro, Argentores y el Fondo Nacional de las Artes. “Los premios han influido en mi escritura siempre de manera positiva, porque me han obligado a producir, o porque me han encarrilado en la actividad, al suscitar mi deseo de seguir vinculado al teatro”, explica. Sus obras se han representado en la Ciudad Cultural Konex y el Centro Cultural Rojas. Exigente con su dinámica de trabajo, este año estrenó Todos quieren lágrimas, proyecto de creación colectiva y publicó su libro Caen pájaros literalmente del cielo, que reúne nueve textos teatrales".