Sabemos que hay alguien en la escena, por el ruido, por la sombra pero no se los ve.
Primera paradoja, primer extrañamiento, están pero se ocultan.
Cuando los veamos, su ropa afirmará la concepción del trabajo, cierto “uniforme” connotado.
El léxico remitirá a lo laboral, las referencias a trabajar, hora de descanso, depósito, paga, arman un conjunto que se ve confirmado por los elementos que vemos, ahora bien ¿qué hacen?
Se puede ver la acción que realizan y su gesto en el marco de la acción y entonces se comprende que asumen con seriedad y concentración una tarea que se demuestra inútil.
Los vemos arrancar hojas y doblarlas con infinita paciencia, con un nivel de detalle magistral. O buscar algún dato en la larga lista de una guía, mejor dicho, de una hoja suelta de su conjunto, sin parámetro sin referencia.
A esta altura ya estamos seguros, nada nos garantiza lo que vemos, podemos asociar pero no saber, no hay correlato extraficcional más allá de los reconocimientos parciales, y es eso, justamente lo que perturba, lo que inquieta..."
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